jueves, 4 de julio de 2013

UN ESPEJO A LO LARGO DEL CAMINO by @ mimesacojea


 En ocasiones, los grandes ideales se arrastran por el fango en busca de métodos despreciables con que hacerse realidad. ¿Es justo asesinar en nombre de la justicia? Y si aceptamos que lo es, ¿a cuántas personas se puede matar para que el fin siga justificando los medios? ¿Quién lo decide?

 Los justos se estrenó en diciembre de 1949, en una época de Apocalipsis nuclear aplazado, con una Europa rota en pedazos intelectual y literalmente. En su obra maestra, Camus sumergía al espectador en la revolución rusa de 1905 para hablarle de terror, de quienes lo ejercen y sus justificaciones.

 ETA nació apenas una década después del estreno de la obra. Y como el sueño de los justos, emergió con vocación revolucionaria, con bellos ideales de libertad que -decían- sólo se alcanzarían a través de la acción armada.

 La presente versión de Los Justos recoge las ideas, la estructura y los personajes de Albert Camus trasladando la acción al Madrid de 1979. Con ligeras variaciones respecto a la obra original, esta versión relata el primer destello del conflicto ideológico que llevaría a la ruptura de ETA. El momento en que la paradoja ideológica que subyace en el terrorismo se revela ante los mismos que lo ejercen.

 Treinta años después de los hechos que narra la obra, el terrorismo de ETA persiste, ajeno ya a cualquier sueño revolucionario, atrapado en una espiral de violencia sin sentido ni futuro alguno.

 Nuestra sociedad tiene una deuda con su propia historia. Durante décadas, la ficción española se ha mantenido alejada del contexto social que la acogía -y financiaba-, rechazando su función cronista y reflexiva. Se ha considerado que las expresiones artísticas trivializaban los problemas de la comunidad en vez de considerarlas, como escribió Stendhal a propósito de la novela, “un espejo a lo largo del camino”.

Los Justos es una obra sobre ETA. Y es una obra contra ETA. Es una ficción sobre un hecho histórico de nuestro país y, por tanto, sobre nosotros mismos. Es una reflexión sobre porqué llevamos medio siglo conviviendo con el terrorismo y porqué, aún hoy, hay quien lo practica y justifica.

 Camus nos mostró la fina línea que separa el más bello ideal de la más aberrante acción. Recordar esa lección es parte de nuestra obligación como sociedad democrática.

2 comentarios:

Nicky dijo...

Suena interesantísimo y promete un debate apasionante. Deseando estoy que estrenéis!!! Mucha mierda a tod@s!!!

Alvalicia dijo...

Buenas.
Os deseo mucha suerte en este proyecto. Tiempos difíciles para el arte reflexivo, pero por ello IMPRESCINDIBLE. De la reflexión es de donde las SOLUCIONES que surgen pueden ser duraderas, fruto del aprendizaje de lo que el Ser humano ha sido y será siempre, en su esencia. De gente VALIENTE como vosotros, que hace lo que sabe hacer, poniendo todo su corazón, alma y TRABAJO, es que se camina hacia el cambio de lo que no está bien, a lo que debe estar mejor.
Vosotros desde el arte.
¡Mucha, mucha, muchísima suerte!!!!!!!!!
Nadia.